Artículo "Un potencial con lastre" firmado por Fernando Seco, fundador y vicepresidente ejecutivo de CESUR, para el especial "28F: la hora de los Andaluces" del diario La Razón
Un potencial con lastre
Cualquier marinero sabe que tiene que limpiar el casco con cierta periodicidad ya que el tiempo y la navegación acumulan crustáceos y algas en los bajos del barco que impiden navegar a mayor velocidad. Sucede, igualmente, con algunos deportes. En baloncesto, por ejemplo, los jugadores suelen entrenar con pesos en las piernas, de tal forma que cuando se liberan de ese lastre, son capaces de saltar más alto y así conseguir hacer buenos tapones o encestar metiendo la mano pegada al balón por encima del aro sin encontrar obstáculo alguno.
Estas imágenes representan el potencial que Andalucía tiene pero que no termina de explosionar con toda su capacidad por el lastre que ha venido arrastrando durante décadas y por la falta de unidad de criterio en las decisiones que se han de tomar desde el Gobierno de España y el andaluz.
A lo que habría que unir una administración todavía demasiado lenta y demasiado burocratizada por las continuas leyes y reglamentos que se acumulan año tras año, que asemejan a una red que se ha enganchado en una hélice e impide al barco alcanzar velocidad.
El potencial lo conocemos y está basado, principalmente, en los más de 8 millones de habitantes, una extensión semejante a Portugal, la mayor extensión de costa de una comunidad, recursos naturales abundantísimos, el turismo, la ganadería y la agricultura. Sin desdeñar una base industrial que debería crecer mucho más al amparo de la riqueza descrita. Para aprovechar todo es potencial es necesario que los empresarios tiren del carro.
Me consta que estamos dispuestos a ello con toda nuestra energía, empeño y recursos. Pero hace falta el concurso de la Administración, tanto nacional, como regional y local. Y es aquí donde se necesita la complicidad de la clase política dirigente. Es cierto que la pandemia del Covid-19 no solo ha supuesto un paréntesis, sino que ha provocado un daño a la economía y finanzas generalizado. Precisamente por esta razón se necesita que los intereses converjan en una única dirección. De otra forma, el timón sería ingobernable y, el barco permanecería quieto, sin poder avanzar.
Fernando Seco