La importancia del humor en la vida en general, y en la educación escolar en particular, ha sido la clave de la ponencia impartida este miércoles por el psiquiatra granadino Luis Gutiérrez Rojas en Sevilla.
Bajo el título “Educar con humor en la escuela”, Rojas ha participado en el Think Tank de innovación educativa organizado por la Asociación de Empresarios del Sur de España, CESUR, a través de su marca para las acciones de Responsabilidad Social CEYS, Círculo de Economía y Sociedad en un encuentro que ha sido presentado por Fernando Seco, vicepresidente ejecutivo de CESUR.
Durante una hora y media y en clave divertida, Luis Gutiérrez Rojas ha desgranado cómo incorporar el humor a la educación de los más pequeños puede influir, de forma positiva, en la manera en la que los niños se afrontan a los retos que les impone la vida.
Gutiérrez Rojas ha presentado en este encuentro sus 10 soluciones sencillas a problemas complejos, entre ellos destaca la importancia del autoconocimiento y la humildad, ya que según el psiquiatra granadino “sólo el que conoce sus defectos y sus problemas es capaz de mostrarse comprensivo con los demás, sino se vuelve un intolerante insoportable”. También ha puesto sobre la mesa la necesidad de acostumbrarnos a relativizar e impedir que “cosas sin importancia nos afecten profundamente porque las dramatizamos, les damos demasiadas vueltas”.
Luis Gutiérrez Rojas ha reflexionado sobre ¿qué necesita un niño? “Frustración, para aprender a enfrentarse a la sociedad. Estamos creando una generación muy floja porque no le hemos dado la oportunidad de ser fuertes. Es necesario desdramatizar”. “El niño tiene que acostumbrarse al no, a lo que le falta, para no ser débil”
En su análisis sobre la situación de la sociedad actual, también denominada “sociedad líquida”, Gutiérrez Rojas ha criticado como las redes sociales fomentan el condicionamiento de nuestra felicidad a la percepción que tienen los demás de uno mismo la sobre, la sobreabundacia y la falta de decisión que padecen los ciudadanos, así como el fomento de la “mega empatía” o de la “ultra comunicación”, por encima de la valoración del sacrificio, el esfuerzo y el perdón.
También ha criticado la prisa y el estrés que caracteriza al hombre moderno y ha puesto en valor “la necesidad de sentarse a pensar”. En su análisis sobre la familia moderna ha comentado como “la focalización del matrimonio sobre los hijos genera hijos dependientes y débiles”.